jueves, 8 de marzo de 2018

MARÍA EUGENIA DE BEER, LA PRIMERA GRABADORA DE LA CORTE ESPAÑOLA



La Biblioteca Nacional conserva casi toda su obra

- Maria Eugenia de Beer fue un caso único en la Corte española de la primera mitad del siglo XVII. Activa entre 1640 y 1652, la artista está considerada como una de las primeras grabadoras y casi toda su obra –sesenta y ocho láminas- se conserva en la Biblioteca Nacional de España.
Maria Eugenia de Beer fue un caso único en la Corte española de la primera mitad del siglo XVII. Activa entre 1640 y 1652, la artista está considerada como una de las primeras grabadoras y casi toda su obra –sesenta y ocho láminas- se conserva en la Biblioteca Nacional de España.

Su condición de mujer en el panorama artístico del momento supone un elemento excepcional: es la única grabadora de la que se tiene constancia en estas décadas en Madrid, aseguran los expertos José Manuel Mantilla (Museo Nacional del Prado) y Javier Blas (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando).
Aunque se desconocen muchos aspectos sobre su vida –no se tiene constancia de la fecha exacta de su nacimiento, ni de la de su fallecimiento ni de los motivos por los que cesa en su actividad-, la BNE conserva prácticamente toda su producción, compuesta en su mayor parte de portadas de libros y de retratos, los dos géneros fundamentales del grabado barroco español.
Entre sus láminas grabadas, sobresale el retrato Diego de Narbona que figura en Annales tractatus iuris… de Tomás Tamayo de Vargas (1642). Es la obra maestra de la autora, en la que se ha destacado la profundidad psicológica, la delicadeza y la acertada volumetría de la figura. Además, fue realizada en colaboración con uno de los mejores pintores del momento Juan Bautista Maino, autor del dibujo.
De Beer realizó al menos sesenta y ocho grabados, sin embargo, gran parte de ellos se concentra en dos grupos numerosos: treinta en los Exercicios de la gineta al Principe nuestro señor D. Baltasar Carlos, de Gregorio de Tapia y Salcedo (1643) y veinticuatro en el Cuaderno de aves, realizado para el príncipe Baltasar Carlos, obra de la que solo se conoce un ejemplar en la colección del Banco de España, que puede ser fechada hacia 1637-1639, por lo que sería la primera obra de la artista.
Mantilla y Blas explican que su producción se concentró entre 1640 y 1645 y que fue bastante reducida, ya que fuera de estos dos volúmenes, apenas hay otras catorce obras. 

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